Pon un cazo con agua a hervir. Pon a calentar el horno a 200ºC. Lava y corta las manzanas en gajos finos. Puedes dejar la piel si lo prefieres, ¡es fibra extra beneficiosa!

Distribuye los gajos de manzana sobre una bandeja de horno y rocía con un chorrito de aceite de oliva. Asegúrate de que quedan todos los gajos bien impregnados. Puedes utilizar papel de horno o papel de aluminio para ensuciar lo menos posible. Introduce la bandeja en el horno 10-15 minutos.

Lava la quinoa con ayuda de un colador para eliminar las saponinas y los ftalatos que inhiben la absorción de ciertos nutrientes y cuece durante 10-12 minutos. Lava y corta los rabanitos en rodajas. Pela y corta la cebolla en juliana fina (tiras).

Una vez hayan pasado los 10-15 minutos de horno, saca la bandeja, incorpora las nueces e introduce de nuevo 2 minutos más. Asegúrate de que las manzanas estén ligeramente doradas y tiernas. Si siguen un poco duras, déjalas en el horno un par de minutos más.

En un bol, mezcla el vinagre al gusto junto con una cucharadas soperas de aceite de oliva por comensal ¡Esta es tu vinagreta!

En un bol o plato, coloca los brotes de espinaca como base de la ensalada. Añade la quinoa al plato junto con las espinacas. Después, añade los rabanitos, la cebolla y las pasas junto con la manzana y las nueces tostadas. Desmenuza el queso feta sobre los ingredientes y dale sabor con la vinagreta. ¡Listo!